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El Laboratorio social de género y masculinidades participó en el IV Congreso Ecuatoriano de Antropología y Arqueología. ‘Pensar en los humanos del pasado, del presente, e imaginar el futuro’, como Corresponsable de eje y ponencia

El Laboratorio social de género y masculinidades participó en el IV Congreso Ecuatoriano de Antropología y Arqueología. ‘Pensar en los humanos del pasado, del presente, e imaginar el futuro’, como Corresponsable de eje y ponencia

El Laboratorio Social de Género y Masculinidades a través de Leonardo García, participó en el IV Congreso Ecuatoriano de Antropología y Arqueología. Celebrado los días 1,2 y 3 de diciembre de 2021. Este año el tema central del congreso fue: ‘Pensar en los humanos del pasado, del presente, e imaginar el futuro’.

Leonardo García tuvo una doble participación en el este importante evento nacional. En compañía de Carolina Páez (PUCE) y Cristina Vera Vega (CIESAS) fueron las personas responsables del Eje temático No 14: Diversidades sexo-genéricas, género, feminismos y masculinidades. Los sub ejes de este fueron:

  • Normas, regulación y prácticas.
  • Símbolos, representaciones y reconfiguraciones
  • Políticas de género, interseccionalidad y sexualidades
  • Trabajo, reproducción y (auto)cuidados
  • Movimientos, acción colectiva e intervención

Adicionalmente, el viernes 3 de diciembre, en el Simposio: Espacios de violencia y representaciones de género. Correspontendiente al sub eje: Símbolos, representaciones y reconfiguraciones», en el marco del cual presentó la ponencia: «La violencia son los otros».

La violencia son los otros, ubica a la masculinidad como un dispositivo de poder a través del cual se articula y despliega el sistema de género patriarcal. Esta política de género enviste de poder simbólico a los hombres y los convierte en desmarcados, así, los sitúa como el centro a partir del cual se construye a los Otros. En ese sentido, los hombres son invisibles al género. Dicha invisibilidad, consecuencia del poder y el privilegio, se expresa en la resistencia de los hombres a identificarse como sujetos de género y ésta, a su vez, en la imposibilidad de reconocer la violencia que ejercen.

Las teorías feministas han hecho visible ese lugar y lo han interpelado profundamente. En respuesta, actualmente es políticamente incorrecto ser identificado como violento o machista. En reacción a la crítica, el sistema se adapta y reconfigura su estrategia para preservar la hegemonía. En consecuencia, quienes ocupan la masculinidad normativa desplazan la atención de sí, construyendo al Otro como el violento. Esta maniobra se completa construyendo una imagen extrema y estereotipada del hombre violento para deslindarse de esa representación.

Este performance se afina incorporando un repertorio de discursos y prácticas para crear un nuevo ropaje de las viejas identidades, e incluso nuevas formas de auto nominación: “hombre de la nueva masculinidad” “hombre igualitario” “aliado” o simplemente “persona”. Esta plasticidad busca mantener los privilegios y la posición dominante, sin embargo, la violencia que está ahí.

Nombrar y apartarse de la violencia del Otro, retratado como macho alfa, agresivo, violentador no constituye un cambio en las relaciones de poder ni en las desigualdades, es una estrategia de distracción para no hacerse cargo de la violencia que cada uno ejerce.

Palabras clave: masculinidad, violencia, resistencia, privilegio masculino

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